Ayer, en el Teatro Guimerá volvimos a sentir la magia de la danza, máxime cuando está interpretada por uno de los ballet más prestigiosos del mundo, el Ballet Moscú.
Nada hacia suponer que podríamos tener una sorpresa y así sucedió. Un elenco de quince bailarinas con sus partenair, cumplimentó a todo un número de figuras protagonistas de Odette (C. Terentiev), el príncipe Sifrido (C. Petrichenco) o el malvado Von Eothbart (A. Terentiev), con la excelencia de la danza mostrada por A. Minakov que interpreto al bufón.
Fue una noche llena de magia con muchas, muchísimas excelencias en el escenario, que como es lógico en tan gran número de actores, permitió ver alguna que otra situación de, digamos, poca vistosidad, aunque creo que el mérito obtenido en su conjunto no merece relación o mención alguna a este aspecto del programa.
Tengo que felicitar desde mi humildad, a Timur Fayziev, director de todo el espectáculo. La velada no pudo tener mayor aceptación por parte del público que hizo aparecer a todos los actores al final en varias ocasiones, como merecida forma de expresarle el buen gusto y el talento que sobre la escena supo llevar con tanta calidad.
Para aquellos que puedan conseguir una entrada de ultima hora, pueden ver hoy «La Bella Durmiente», que a tenor de lo que se pudo ver ayer, va a ser de nuevo otro momento de un excelencia meritoria.
