
Ayer, día 26 de mayo de 2018, deberá ser una fecha a recordar en el calendario tras ver la majestuosa e impresionante interpretación de su único concierto en Tenerife, tras los de Fuerteventura (23/05/2018) y Gran Canaria (24/05/2018). Creo que soy parcial, pero no me importa, al decir que creo que Luz Casal es junto a Miguel Ríos, cuando menos y por lo menos, lo más selecto del rock del cuarto final del pasado siglo en España.
Luz Casal apareció en escena y todo volvió a ser distinto, como siempre que interpreta sus canciones y con ella no solo es recordar, pues su último álbum, «Que corra el aire». Sobria, como siempre, femenina, como siempre, con una dulzura, como siempre, en la interpretación de sus canciones que hace que el rock se vista de un color distinto y se mezcle con unas sensaciones, difíciles de describir, pero indudablemente, placenteras de sentir. Fueron más de dos horas y cuarto repletos de sensaciones, con un puesta en escena, sencilla por su apariencia, pero que permite como siempre con ella, percibir todos los matices de sus movimientos y expresiones con pequeños gestos o cambios en su tonalidad que dan forma al mundo de las ideas que transmite.
Repito, no soy imparcial, pero su actuación y el conjunto fueron como el vino, que con los años gana y gana en calidad. El momento de Luz Casal ayer, fué un momento para recordar, con unas tonalidades de perfección en sus expresiones, que la completan como artista y como persona.
Mi mayor enhorabuena, no exactamente a ella, porque no la necesita, sino a todos los que pudimos estar presentes en su concierto.
