Quizás por que el ejecutivo se encuentra harto de realizar lo que es su trabajo, «parlamentar» y quiere de una vez por todas llegar hasta el final sin más explicaciones?
Si estábamos viviendo una época convulsa en cuanto a la política hasta la aparición del COVID-19, lo cierto es que ahora ya la palabra «convulsa» resulta inapropiada por lo corta que se queda ante los momentos que día a día vamos apreciando en las distintas facciones políticas, las distintas autonomías, los distintos contextos sociales y las distintas maniobras de los medios de comunicación y yo, dentro de mi perplejidad y mi propia ignorancia, me pregunto, donde realmente, en este patio de colegio, están realmente, los científicos y no me refiero a los «espaciales», «agropecuarios», «ecologistas», y un largo etc…; me refiero a los «TÉCNICOS» que con tanta facilidad se llenan la boca todos los personajes y personajillos que aparecen en las pantalla de las distintas cadenas de televisión o en los distintos medios de comunicación, sino a los que entiendo que son los «ESPECÍFICAMENTE», técnicos apropiados para el caso y que son precisamente de los que menos conocemos, incluso no sabemos siquiera ni cuantos son.

Me refiero a los científicos «EPIDEMIÓLOGOS», «PREVENTIVISTAS», «SOCIÓLOGOS», y pocos más. Me incluyo como puede verse a los médicos, enfermeros y otros colectivos sanitarios, porque creo que su opinión poco cuenta, ni ha contado, ya que salvo que se ha entendido que eran la carne de cañón para parar la avalancha de casos complicados y no complicados por el COVID-19, poca cancha se les ha dado, ni siquiera para opinar sobre las adecuadas y correctas medidas a tomar, para que si nos pilla el toro otra vez como vaticinan todos, estemos preparados.
Pero sigo en la línea principal. Todo el mundo habla en nombre de los científicos. Se toman decisiones en nombre de lo aconsejado por los científicos. Se asumen responsabilidades, aconsejados por los científicos. Pero nadie sabe cuantos y quienes son y este aserto es aplicable tanto al gobierno central al igual que a las distintas autonomías.

Lo cierto es que en la constante manipulación de la información en la que estamos sumidos, solo se baraja una premisa y no tiene nada que ver con los consejos de los científicos, «seguimos en la opinión consecuente de la MAYORÍA«. La mayoría parece que siempre tiene la razón, precisamente por eso, por que son mayoría y uno se pregunta y eso, ¿que tiene que ver con la ciencia?.
Ejemplo. Y no intento entrar en valorar ninguna de las dos opciones. El gobierno entiende que Madrid, no está para pasar a la fase 1. El gobierno de Madrid, dice que si está preparado para entrar en la fase 1. Ambos entienden que es así, «POR QUE SUS CIENTÍFICOS ASÍ LO OPINAN«, y es ahí, cuando se me cruzan los cables del razonamiento, puesto que me surgen varias opciones.
- Si de verdad se entiende que las decisiones políticas están basadas en las opiniones «científicas», no resultaría más provechoso que se juntasen todos esos científicos y se pudieran de acuerdo ellos y de ese modo tanto los unos como los otros deberían aceptar que las decisiones que se tomen son las mas adecuadas para todos. Se dice que este no es un problema político que se trata de una pandemia y por tanto afecta a todas las opiniones, pero después en la práctica, son las opiniones políticas las que prevalecen y además en base a «la mayoría política», ni siquiera a la mayoría del «razonamiento».
- Si los equipos científicos de cada una de las partes tienen opiniones tan dispares y contradictorias, habrá de pensarse que o no son muy buenos, ninguno de ellos o estamos en un desastre de país en cuanto a ciencia, ya que lo que diferenciado a nuestra sociedad de la primitiva y ha conseguido los avances de que hoy disfrutamos es precisamente por aplicar los «conocimientos científicos» que se alejan diametralmente del conocimiento «empírico» de nuestros ancestros, y que se basa en conocimientos en la observación verificable y objetiva, por lo que habría de pensarse que si las decisiones son basadas en los consejos de «científicos» deberían obtenerse los mismos resultados ante los mismos hechos objetivados.
- Quizás entonces nos encontremos en una situación en la que el desconocimiento de demasiados puntos hace que la situación dependa de situaciones y hechos no objetivos, simplemente empíricos y por tanto, surge inmediatamente una pregunta, si es así: «para que córcholis necesitamos a los científicos» y menos aún, basamos nuestras decisiones en sus opiniones, si no valen más que las de cualquier otro mortal, puesto que si no son científicas, se convierten en meras observaciones subjetivas y por tanto en opiniones.

Quizás sea por eso, que el ejecutivo, harto de tener que parlamentar cada dos semanas la aprobación de la prórroga correspondiente, y ante la dificultad que ha tenido en estas dos últimas prórrogas, ha decidido, muy al estilo mas «socialista-histórico«, remitiría al lector a mi sección DEMARQUÍA, hacer un último esfuerzo e intentarlo por última vez, en la clara convicción de que de no conseguirlo le da igual para dos semanas que para seis y si sale adelante, ya no tiene que sujetarse ante las próximas decisiones. Todo muy «democrático», y así evitar cualquier tipo de crítica o «pseudo-chantaje» posterior para los siguientes procesos.
Pero en todo esto, seguimos siendo «made in spain». Sí., Hablamos, hablamos y hablamos y con decirlo ya parece que hemos resuelto algo, pero como siempre en España una interinidad dura más de veinte años, el COVID-19 seguirá entre nosotros, los sanitarios seguirán siendo carne de cañón porque nadie va a resolver la ampliación del número de plantillas, ni se les va a dotar de los medios adecuados, ni se respetarán sus derechos como trabajadores.
Eso sí, seguiremos diciendo, aunque nadie ya se lo cree fuera de nuestro país, que la sanidad española es la mejor del mundo. Los sanitarios sí, está mas que demostrado por que son incluso mejor apreciados fuera que dentro de nuestro país, pero la Sanidad, el sistema, … eso dejó de ser el mejor del mundo, hace muchos años, aunque como los antiguos hidalgos españoles, seguimos vistiendo de lujo, aunque con nuestra ropa interior carcomida. «Que no se diga…»
