La gran falsedad politica de las pensiones

Resultado de imagen de pensionistasEscucho constantemente que la sostenibilidad de las pensiones depende del trabajo y esto es cierto en la actualidad y prácticamente desde que se legislaron, pero no deja de ser una gran mentira o por mejor decir, es una mentira a medias, pues el trabajo no solo mantiene las pensiones por jubilación, sino que también lo hace con las de incapacidad permanente, viudedad, orfandad y las de a favor de familiares, lo que supone prácticamente un 60% las de jubilación, frente a un 40% de las restantes y esto sin contar con las denominadas «clases pasivas», de las que hablaré en otro momento. En definitiva, el Estado hace años que de la recaudación de los trabajadores, a fecha de febrero 2018, deriva más de 44.000M € que deberían salir de presupuestos generales, al pago de pensiones que no se justifican en una jubilación «del trabajo».

Resulta obvio que de haberlo hecho así, las prestaciones por jubilación, es decir las pensiones de jubilación, no tendrían, incluso hoy, ningún problema, sin hacer mención a las cantidades acumuladas que hubieran podido obtenerse de haberlo hecho de esta forma desde hace años, por ejemplo desde el Pacto de Toledo, pero es precisamente en este pacto, cuando se ve la necesidad de seguir manteniendo dentro de las cotizaciones de los trabajadores, las pensiones no contributivas por vía laboral. Esto, simplemente, consiguió que los gobiernos subsiguientes, o tuvieran que buscar soluciones crediticias para las pensiones por incapacidad, viudedad, orfandad y a favor de familiares. La reacción no tardó en presentarse y surgen otros damnificados del sistema que no quedan incluidos, los trabajadores que no tienen cotizaciones en cantidad suficiente para recibir una pensión y aquellos que nunca contribuyeron. La respuesta no tardó en presentarse desde el gobierno central derivando a estos a los costos de las autonomías, creando las pensiones no contributivas como fórmula para poder tener un sustento en estas personas.

Lo que resulta innegable es que las pensiones de los trabajadores, a cuyas espaldas se sigue cargando y responsabilizando de su mantenimiento, lo hacen de muchas otras y en cuantías inaceptables a estas alturas.

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