Consideraciones antes de la segunda parte

Resultado de imagen de sociedadLa Historia ha demostrado que los políticos, solo les ha impulsado el ánimo de ocupar los puestos de mando, en provecho propio o de su partido, pero en cualquier caso, el sector más necesitado, el trabajador, siempre ha sido el menos favorecido, bien comparativamente o aisladamente; mientras este colectivo no despierte de la hipnosis a que le tienen sometido las distintas doctrinas, con tantas promesas y palabrería, difícilmente podrá encontrar su verdadera personalidad, sus apellidos y con ellos la solución a sus problemas. Ellos más que poner huevos, lo que sí saben es cacarear los,aunque sean hueros.

Por poner un ejemplo, como en principio se admite que los jubilados son económicamente débiles, hallan la formula de programarles las vacaciones, en las fechas de baja demanda, subvencionando los viajes y los hoteles. Está claro que como este colectivo, no puede financiarse otra cosa, les queda muy agradecido; pero el «truco» no está ahí, en todo caso está en proporcionarles las pensiones que les hubiese correspondido, de haberse aplicado el sistema correcto, para que cada uno pudiese ir donde más le plazca, lo mismo que los «mandones», sin necesidad de recibir ningún favor.

Y a propósito de los jubilados, todos los políticos europeos, están seriamente preocupados por el envejecimiento de la Sociedad, puesto que con este envejecimiento, se pone en peligro la continuidad de los sistemas de la Seguridad Social, especialmente las pensiones; esto demuestra el error de fundamento en que se basó el sistema, puesto que de haberlo fundado correctamente, no serían los ancianos los que tendrían que depender de la juventud, sino todo lo contrario, además de ser económicamente independientes, serían los jubilados los que proporcionarían el progreso a la juventud.

Tanto es el ingenio y la imaginación de los políticos, que están convencidos o al menos así lo parece, de que en el sector sanitario, solo existe o la sanidad pública o la sanidad privada; es tanta su obsesión por el mando, que no pueden contemplar otros sistemas, que ya existen, y que son infinitamente mejores y más económicos que cualquiera de ambas alternativas.

Es posible que mientras los pueblos son jóvenes necesiten que alguien les guíe en su andadura, tal como un niño necesita del cuidado de sus padres para alcanzar su plenitud, pero llegado a la mayoría de edad, son los pueblos, los que, dueños de su propia identidad, deben escoger su destino; sería una falacia que los manipuladores de siempre, pretendan obnubilar y convencer a los ciudadanos, que solo con ellos, los pueblos podrán prosperar y los trabajadores progresar. Llegados a su mayoría de edad, los pueblos ya no necesitan, de tantos ingenieros de filosofías incoherentes, ni de magos de la economía, ni de voceros de promesas incumplidas, y mucho menos, de fanáticos contumaces y anímicos, que con su palabrería solo pretenden alcanzar la soberbia del Poder.

De todas las formas de gobierno propuestas, y de forma esencial la analizada y propuesta por Marx, más bien parece raye lo absurdo, pues para que el hombre pueda apoderarse de la esencia humana, el hombre tendría que alienar a otro hombre, a aquel que ha de renunciar a todos los bienes terrenales y espirituales que lo esclavizan, como la familia, la religión, la patria, la libertad, el anhelo, la propiedad, arrebatándole todos los valores éticos, que le puedan distraer de la sublimación ideológica de Marx y de esta forma, la «dictadura democrática revolucionaria del proletariado» habría modelado al individuo, para poder entregarlo a la fase superior de la sociedad comunista, para alcanzar los etéreos paraísos de la ilusión, producto de una mente humana, pero para ello sería necesario destruir la propia naturaleza del hombre, para que al nacer el nuevo ente, careciera de valores éticos, de voluntad, de sentimientos etc. pero si los nuevos entes fueran así, ¿quiénes se apoderarían de quiénes?

El progreso, sustantivo del que con tanta ligereza se presume, solo tiene sentido si se pone el empeño activo, no enunciativo, del rápido desenvolvimiento de las libertades del individuo y en el avance del bienestar de las personas; todos los regímenes que han ido apareciendo a lo largo de la Historia, la prosperidad en cada uno de ellos ha ido pareja, con la libertad y el respeto al individuo; en la lejanía de los tiempos, ya nos dio su ejemplo el Gran Pericles. Por el contrario la humillación, la tiranía, el fanatismo y el radicalismo, siempre se han hermanado con la miseria, los sufrimientos y las guerras. Algunos regímenes de esta calaña, han simulado el oropel de la prosperidad, pero analizada su realidad, pronto se demuestra que la ostentación solo correspondió a los que se habían subido al «carro» de los mandamases, mientras que a los «de a pie», su miseria fue exactamente en proporción directa al lujo de los de arriba, de forma que a más ostentación, mayor miseria.

Resultado de imagen de progresoSin embargo la gravedad del caso no queda solo aquí, es terriblemente trágico, que los fanatismos estériles de unas pocas mentes calenturientas, causen la muerte, el hambre, las torturas y el sufrimiento de millones y millones de personas y aun resulta más terrible, cuando a «toro pasado», tienen que reconocer que tanto sacrificio ha sido estéril y, si en un hálito de lucidez, pretenden cambiar de rumbo con un «lo sentimos, ahora estamos en el buen camino», se olvidan de los muertos, de los sufrimientos, de las miserias que han dejado en el camino, de aquéllos niños, cuyo sufrimiento, de uno solo, es más importante que los cargos de todos los que fomentan las causas de tanta desgracia. Solo en la libertad de las personas, y en la paz de las naciones, se consigue la prosperidad, y no hay que olvidar que la libertad, es un derecho en propiedad que el Creador nos concedió a todos y por consiguiente, toda ofensa a esta propiedad es un acto contranatura.

 En sus teóricos conatos de reparto del poder, lo único que consiguen son constantes enfrentamientos, porque en el fondo soltar una mínima parte del mando, no les es nada gratificante; si a los a los problemas se les da el tratamiento que más favorece a la libertad y el progreso de los ciudadanos, esto fomenta en ellos, el amor a la Patria y a la Bandera de todos, además del ánimo de cooperación que destierra la inhibición.

Se manipulan las estadísticas o las informaciones, de forma que en un momento determinado, al ciudadano de a pie, tiene la sensación de que le va a faltar hasta el aire para respirar, y al tiempo, sin que medie circunstancia que lo justifique, se pasa a la sensación de superabundancia de todo; unas veces nos faltan las subsistencias y de repente, es necesario reducir el cultivo y la producción de otros alimentos, para regular la economía; cuando no la emprenden con el crecimiento de la población mundial dando la sensación de que ya no cabemos más; a este respecto, considerando que la densidad de población en China es de 100 habitantes por k2., en Europa de 70, en EE.UU. de 22, en Africa 13 y en Australia 1´5, tomando a EE.UU. como referencia, y con los medios de subsistencia actuales, aun se podría duplicar la población, y más, sin causar ninguna hecatombe.

Pero lo que resulta verdaderamente espeluznante, es cuando a los dirigentes se les desata la serpiente de la discordia y de los enfrentamientos; no hay razón humana que sea capaz de serenar sus aberrantes intenciones, que saben muy bien camuflar, apelando a la Historia, o a la justicia, pero que con toda esta palabrería lo único que les guía, es mantenerse por más tiempo en el poder.

Ninguno de ellos esta lo suficientemente impregnado de acontecimientos pretéritos, para justificar las matanzas que están dispuestos a llevar a cabo. Ni en ningún caso pueden ampararse en la justicia, para truncar las vidas de jóvenes, ancianos o niños o para mutilar los tiernos cuerpos de niños, que quedarán marcados durante todo su vida, por las consecuencias de sus irracionales decisiones, que en todos los casos, podrían haber sido evitadas, con el uso del raciocinio. Pero todavía produce más escarnio, cuando aparecen los que pretenden presentarse como pacificadores, pero que en muchos de los casos son los que abastecen de armas a los contendientes.

De todas formas, de cuanto se ha dicho hasta aquí, no ha sido con el ánimo de analizarlo, ni aun de criticarlo, ha sido simplemente como referencia, para tomar unos pellizcos de la Historia, que mostrasen una mínima parte de los desmanes cometidos, que habrán de servir para desarrollar los Capítulos siguientes, a fin de hallar la formula de contenerlos en el futuro.

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