El pasado político de la humanidad.

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Minus. Hijo de Zeus y Europa

Doy comienzo con este artículo, a una serie de ellos que son el producto de un gran estudio que durante años realizó, con sumo cuidado y trabajo de biblioteca, mi padre (†), y que no pudo terminar, pues la pérdida de la visión lo relegó al disfrute de un mundo de las ideas, de muy elevado contenido, pero que una enfermedad destructiva dificultó, en mucho, las actividades que realizaba tanto psíquicas como físicas y de una forma muy especial este trabajo intelectual, que he intentado recomponer y mantener en todos y cada uno de sus iniciales propósitos, sin intervenir o al menos intentándolo, en el estilo ni en las formas, completando algunos de sus contenidos.

Inicialmente procederé exponer un avance histórico, de los distintos modos que han sido utilizados desde los gobiernos, en las muy distintas épocas y que, buenas, malas o regulares, son las que nos han traído hasta nuestro momento. Momento que parece tener un punto de inflexión en el que los poderes fácticos, que como clásicos se derivaron del siglo XIX y fundamentalmente de finales del XX, y se han ido convertido en obsoletos y como consecuencia de ello están exigiendo nuevos modos e ideas para el entendimiento. Como no podía ser menos, existen dos factores que hacen que se complique esa transformación. De un lado las ideas ya no forman parte del sostén fundamental de las ideas y criterios esenciales para nuestra sociedad, donde tantos cambios se están produciendo en todo el mundo, fundamentalmente por el aumento y la inmediatez tanto de la información como de la tecnología, pero de otro lado, son demasiados los que durante años han estado peleando por conseguir unas lineas de estatus, que se ven ahora en la necesidad de reconsiderar o pactar, para que las nuevas formas, los puedan integrar y seguir en lo que fue su «pesebre».

Desde hace días, incluso meses, he podido asistir, junto al resto de españoles, a uno momento muy delicado de  nuestra historia. Las crisis en las sociedades, dean deltipo que sean, resultan cruentas, pero son necesarias para poder continuar. Son ya demasiados los síntomas a los que estamos asistiendo para no darse cuenta de que se esta exigiendo a los poderes pensantes,nuevas soluciones e ideas para un nuevo resurgir social que necesita de esperanza, nunca de resignación.

En este momento, los partidos clásicos se encuentran en una dietriva compleja, pero no sé si los aparecidos lo tienen mejor, ya que si bien tienen claro y evidente que los sistemas establecidos son claves del pasado, no tienen tan claro cuales son las claves del futuro y es el punto de partida para que se intente poner en tela de juicio su oportunidad. Pero no es solo ese el problema. Saber cuales son los problemas de los demás, no deja un camino fácil para apreciar la viga que les atenaza a los nuevos. To nuevo llega inocente, pero nunca con un pan debajo del brazo, sino con el lastre que produce la desintegración de lo anterior que no puede obviarse con la simple frase «fueron ellos los que hicieron eso», por que son consecuencias que se arraigan en lo mas profundo de las sociedades y son de fácil prender en falsos ánimos y malos pensamientos  en tiempo posteriores.

En el primer capitulo, podrá apreciarse que en términos generales, los conceptos y las ideas, muy `pocos cambios han tenido a lo largo de la historia. Similares criterios han sido iguales o muy parecidos, en muy distintas formas de gobierno, con tan solo mínimas variaciones. Dicho de otra manera, hablar de socialismo, es prácticamente igual al que se escuchó hace ya muchos cientos de años. Pero lo mismo pasa con el comunismo, la democracia en general o la monarquía y eso me hace pensar, que actualmente no estamos ante el reto de inventar nuevas ideas, sino nuevas formas, que pudieran venir de la conjunción de algunas de las ya pasadas, con adaptaciones al momento aciual y al inmediatamente futuro.

Desde ahí, y partiendo de un pequeño estudio histórico, el libro finalizará con varios capítulos dedicados a un estudio profundo de un sistema de gobierno que en su momento, mi padre denominó DEMARQUIA y que al menos es una oferta de posibilidad que pretendo exponer y llevar al debate. Pero para ello, si que creo deben valorarse todos los aspectos que en el nudo del escrito se analizan desde el mayor concepto crítico y analítico, con los propios datos estimados y aportados en encuestas y estadísticas nacionales.

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