La Virgen de Candelaria, era morenita.

Estando realizando la investigación a modo de documentación para la confección del vídeo de la basílica de Nuestra Señora de la Candelaria, he podido confirmar que la realidad religiosa está basada en la concienciación permanente del fetichismo, haciendo que la historia sea parte de la propia creencia y justifique nuestra propia convicción en una realidad efímera pero penetrante en nuestra propia certeza del ser supremo hacedor o nuestro futuro tras la muerte.

Llegan a ser tantas las historias esotéricas que rodean la existencia y aparición de la Virgen de Candelaria, que incluso se llega a creer que en realidad el mundo necesita creer, como principio axiomático y una vez asume el contenido de ideas que le pueden proporcionar la tranquilidad interior, deja de lado la autenticidad.

Se cuenta que la imagen que aquellos dos pastores guanches encuentran en la cueva de Chimisay, desapareció en una tormenta el 7 de noviembre de 1826. Que desapareció de su ubicación en la capilla que ahí mismo tenía edificada, no sólo parece, sino que es totalmente cierto, aunque no lo es tanto, que lo hiciera como consecuencia directa de las aguas torrenciales que cayeron por los barrancos y es en ese preciso instante, cuando comienza la leyenda.

Si. Quien de forma más o menos permanente vive o ha vivido en las islas canarias sabe, que por muy diversos motivos, en las islas occidentales de forma preferente se producen de forma ocasional, tormentas de unas dimensiones que provocan devastadoras consecuencias por la composición de riadas enormes que se conjugan en los alto de las montañas abruptas de la orografía de las islas y que se limitan a llegar hasta el mar a través de las barrancas y barrancos de estrecha grieta que provoca la concentración de miles de toneladas de agua descendiendo con inclinaciones tan pronunciadas que constituyen torrentes que adquieren proporciones que como consecuencia inmediata arrasa y devasta todo cuanto pillan a su paso, incluyendo tierra y rocas lo que empeora y aumenta su poder destructivo.

Lluvias en Santa Cruz de Tenerife. 19 de octubre de 2014.
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Lluvias en el Norte de Tenerife-Barranco San Felipe.
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Temporal agua lluvia tenerife canarias riada tabaiba 1/2/2010
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31 marzo del 2002 RIADA SANTA CRUZ DE TENERIFE
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Tormenta subtropical Tenerife
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He podido leer en una de las opiniones a las que hago referencia al respecto de la ideación de cómo pudo producirse la devastación de la antigua capilla de la Virgen, que cuando menos entenderé que nunca han estado o han sido objeto de la sorpresa con que se producen esas tormentas en estas zonas, pues puedo asegurar por propia experiencia que, incluso hoy día, con los métodos y equipos de que disponemos, resulta extremadamente difícil hacer una predicción de un futuro inmediato, con este tipo de tormentas, que vaya más allá de incluso dos horas, por lo que entender que en aquella época (siglo XIX), debieron existir unos pródromos que indicaron la pronta aparición y desencadenamiento de una tormenta, resulta completamente desechable en cualquier teoría sobre el proceso.

Por otro lado, entiéndase, que no resultan extraordinarias, y como ejemplo indicaré que, en tan solo quince años, he podido asistir y presenciar cuando menos la aparición y desencadenamiento de cuatro tormentas torrenciales que han provocado devastadores consecuencias, por no hacer mención expresa del ciclón delta, que si bien fué ocasional, habrá de entenderse que si la vida terráquea está sumida en ciclos de todo tipo, en todo caso lo que no tenemos o disponemos es noticias sobre sucesos similares en épocas pretéritas, pero que pudieron ocurrir, por supuesto que habrá de aceptarse.

Dicho todo esto, pasaré a la historia más difundida y sus variantes principales.

Tomada de la web del Ayuntamiento de Adeje

La historia cuenta que el 7 de noviembre de 1826, se desató una tormenta de tal magnitud que por lógica, debió tener su desencadenamiento en las cumbres de Güimar, en los altos de la Esperanza, y que por vía natural vertieron sus aguas a través de las barrancas de dejan sus posos en el valle de Güimar, lo que facilita que su llegada al mar sea a través de de las pendientes que miles de peregrinos caminan cada año, descendiendo por ellas para alcanzar la basílica, en su peregrinación mariana conmemorativa cada 15 de julio.

Como los contenidos gráficos se han hecho mucho más inmediatos en el siglo XXI, dejo al lector algunos de los vídeos que tormentas a las que me he referido antes, con una intensidad que podría considerarse mediana, respecto de lo que sucedió en noviembre de 2005, cuando el huracán Delta devastó parte de la isla.

Por todo esto, habrá de considerarse como aceptable que se pudo producir una tormenta de tal magnitud que la descarga y evacuación de las aguas provocase un auténtico barrido de todo lo que encontró a su paso, incluyendo una pequeña capilla, fundamentalmente de madera, según los escritos, y tan cercana a la desembocadura en el mar, justo en el punto de salida fundamental en el peralte del valle.

Los lugareños, durante años esgrimieron una coplilla en la que se decía:

La Virgen de Candelaria, se la llevó el temporal.
Ya los frailitos perdieron la cañita de pescar.

Aunque habrá de entenderse que en estas condiciones, resulta poco aceptable que con la propia problemática de conseguir salvarse ellos mismos de los efectos de la tormenta, pudieran además poner medios o incluso mero pensamiento en intentar encontrarlas en esas aguas atlánticas que se observan con olas rompientes que llegan, actualmente, a alcanzar el lateral de la basílica.

Pues bien, a esta situación, habremos de plantearnos varias hipótesis plausibles que pudieron suceder.

La primera es que la Virgen, simplemente desaparición tragada por las aguas y en su propio engullimiento, se provocó su destrucción y desaparición completa.

La segunda podría ser que la Virgen, fuera rescatada de su altar, días o momentos antes de la tormenta y fuera colocada en un lugar más protegido.

La tercera podría ser que la Virgen que en aquel momento se encontraba en la capilla, no era un original, sino una copia.

Y a mí se me ocurre otra, ya puestos, que podría haberse producido, ya que siendo la imagen de madera, al ser arrastrada por el agua torrencial hasta el mar, pudiera flotar, aunque fuera momentáneamente engullida por las aguas, y a través de las corrientes habituales que discurren en el estrecho entre las islas de Tenerife y Gran Canaria, fuera arrastrada hasta parajes situados más al sur de la isla, donde pudo aparecer  y ser recogida por otras gentes.

Debe tenerse en cuenta que la propia aparición de la imagen de la Virgen en la cueva de Chimisay es también un enigma poco aclarado, pues estamos hablando de un momento en el que aunque la isla de Tenerife no había sido conquistada de forma definitiva, por la valerosa y terca posición de las tribus guanches que la habitaban y que no tuvieron un comportamiento tan amistoso como el recibido por los guanches de Gran Canaria, pero si que tenían y eran objeto de habituales pequeños asentamientos en su costa, pues los guanches nunca fueron partidarios de habitar en ellas, prefiriendo de forma absoluta situar sus poblaciones en los altos de la Esperanza o la Orotava. Por otro lado, en el rincón natural que forma la cueva de Chimisay donde aparece la imagen es un reducto marítimo habitual donde aparecen los rastros de desechos caídos o tirados al mar, lo que en aquellos momentos podría tratarse de naufragios de naves que pudieron provocar la existencia de restos de sus contenidos en bodegas, en el mar, y al ser la imagen de madera, pudiera terminar en la cueva.

Pero analicemos cada una de las posibilidades. La primera, resulta completamente asumible y de hecho es la que oficialmente la iglesia adoptó en su momento, aceptando su pérdida y colocando un óleo realizado por un padre dominico, en el que se había realizado una copia de la imagen, como referente de la fiesta conmemorativa de 1827, mientras se encargaba a don Fernando Estévez, para que realizara una nueva. El resultado es el que actualmente podemos apreciar, tanto en su composición como en su discrepancia con que se tomó la solución, pues pese a ser la pintura al óleo en la que debía basarse el autor, al parecer un fiel reflejo de la imagen de estilo gótico que hasta ese momento había presidido la capilla de la Virgen de Candelaria, este decidió imprimir en la nueva un estilo neoclásico, más acorde con los tiempos y la imaginería sevillana de la época, lo que provocó controversias que incluso han llegado hasta nuestros días, pues en la actual basílica encontramos la nueva imagen, incluso vestida, pues el cuerpo debió reconstruirse, tras apolillarse, lo que provocó en su restauración una desproporción respecto de la original, que obligó a los frailes a tomar una serie de medidas, acordes al estilo del momento, esto es, siguieron los cánones de las tendencias marianas andaluzas, y la vistieron con mantos e incluso con griñón, lo que impide que pueda apreciarse el cabello original, que por cierto era rubio y no estaba cubierto, según cuenta Fray Alonso de Espinosa.

Según todos los estudios realizados por la Universidad de Tenerife, la imagen original de estilo gótico, como era de suponer por la época, no era una Virgen Negra, todo lo contrario. La Virgen, era blanca y rubia, tallada en madera, lo que hizo que para su mantenimiento se utilizase el aceite de nuez, lo que unido a los humos de las constantes velas que rodeaban la imagen, hizo que adquiriera ese tono tostado, lo que a mi entender, la distancia de la Virgen de Candelaria de Adeje, que pese a lo que mantienen sus feligreses, habría de explicarse que como se consiguió la decoloración de la imagen, para que aparezca tan reluciente blanca y rubia.

Parece más lógico admitir, que en aquel tiempo, la influencia social y política del marqués de Adeje y conde de la Gomera, hiciese reproducir una talla para su propio disfrute en la capilla que actualmente se encuentra. Estamos hablando de una época en la que la influencia de la ocupación napoleónica tuvo muchas influencias, incluso a nivel religioso y por otro lado, el hecho de que esté protegida con barrotes, no creo que se deba a que el marqués quería evitar que la robaran, sino que más bien, pretendían evitar el contagio de enfermedades y contagios, o simplemente, evitar el contacto con la plebe.

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