Santa Cruz de Tenerife 2022

Un paseo por el Santa Cruz de Tenerife de hoy, desde las imágenes de hace ya 65 años.



Yo solo tenía 7 años, cuando impactaron en mí, estas imágenes de Santa Cruz de Tenerife. Venía con mis padres, a vivir en estas islas Canarias. Mi padre había sido destinado aquí, y no era militar, que es la pregunta habitual que siempre me hacen.


La Plaza de España y sus aledaños se convirtieron en el paisaje habitual de mis días. La calle San José, la calle Del Castillo, la Plaza de La Candelaria, su edificio del Casino, o los edificios del Cabildo de Tenerife o el de Correos, junto con el monumento a los caídos, fueron las permanentes imágenes de mi retina.


La Plaza de España de entonces, era tan distinta, que las aguas del Atlántico bañaban la carretera que justo al lado del Cabildo, rompía sus olas en las pocas rocas de contención que ahí a su lado, y se formaba una especie de playa, donde los chavales nos bañábamos de forma despreocupada.


En la Plaza de España y la Alameda del Duque, discurrían todas y cada una de las actividades lúdicas de la ciudad. Hizo falta muy poco tiempo para que la sal de la mar Canaria se introdujera en mis venas y jamás volviera a pensar en otro destino cuando llegase en final de mis días.


Pero hagamos un recorrido por el Santa Cruz de aquel entonces, apreciando los muchos cambios ocurridos, que como todo, tiene sus defensores y sus detractores, pero que no dejan duda, de que la actual Santa Cruz es hoy día una ciudad más moderna, conservando su tranquilidad y ambiente relajante que se percibe en esas mañanas chicharreras, cuando paseas bajo las sombras tupidas de las hojas de la Alameda, y recibes las caricias de la mañana, contemplando el puerto y la mar.


Hoy día, la ampliación de la plaza y el puerto, hacen difícil contemplar el mar desde ahí, pero los espacios libres y amplios que hoy se aprecian, dejan lugar a zonas de recreo, en la que poder gozar de la persistente tranquilidad y sosiego, que permanecen en su entorno.


Recorramos entonces, el actual centro de Santa Cuz.


Para comenzar diré que bajo la actual plaza y su lago, se encuentra el recuperado Castillo de San Cristóbal, fortaleza de la que solo quedan las ruinas, pero desde el que se defendió la ciudad de los ataques que la ciudad sufrió en los intentos de asedio de la Armada Británica, capitaneados por los Almirantes, Rober Blake, Jhon Jennings y el último en 1797, provocado por Horacio Nelson, donde perdió su brazo, se dice que por causa de un disparo del cañón “Tigre”, cañón que actualmente ha sido instalado en el museo que hay en sus ruinas.


Si visitan Santa Cruz el 25 de Julio, podrán ver una representación en las calles, del asedio y repudio de la batalla del Almirante Horacio Nelson, con todo el realismo posible, realizada por los Amigos del 25 de Julio.


Después de ver el museo, subiremos como tantas veces por la calle San José, aunque hoy día, transformada en peatonal y llamada de Bethencourt Alfonso, donde lo primero que llama la atención es la ausencia de las famosas “tiendas de indios”, que hicieron famosa a Santa Cruz, cuando estas islas eran puerto franco. Hoy día resulta difícil encontrarlas, e incluso diría que tan solo queda una o dos.


Calles arriba nos encontraremos con la famosa plaza “Del Chicharro”, denominada así por el monumento a un pescado que por muy distintos motivos es merecedor de tal honor.


Junto a ella se encuentra la Plaza del Principe, un entorno de paz, donde reposar, leer, disfrutar de un café,…en fín, tranquilo. A la entrada el monumento y memoria a un chicharrero de arraigo, D Enrique González Betancourt, director y creador de la murga “ni fu ni fa” hace ya más de 40 años, del resto, un conjunto de obras de Hanneke Beaumont, completan con algún detalle más el entorno desde el que se admira la biblioteca municipal, que anteriormente pocos recordarán fue la “casa de socorro”, junto al edificio del Círculo de La Amistad 12 de enero, desde donde bajamos por la calle Villalba Hervas hasta alcanzar la iglesia y plaza de San Francisco, para poco después encontrarnos de nuevo en la Alameda.


Paseando hasta la plaza de España de nuevo, nos situamos en la plaza de La Candelaria y a su izquierda, la calle del Castillo. Todo un mundo de tiendas y comercios que han ido cambiando con el tiempo, sustituyendo a las de los indios, y que nos lleva hasta la Plaza de Weyler.


Pero hagamos un inciso.


Santa Cruz, tuvo tranvía. Si. El 7 de abril de 1901, se inaugura el primer tranvía de Tenerife, que en 1904 llegó hasta Tacoronte y permaneció activo hasta 1956.


Nos subimos en el tranvía actual, saliendo del intercambiador, que se inauguró en 2007 y recorre la línea 1, hasta el propio corazón de San Criztobal de La Laguna, en la calle La Trinidad, y posteriormente se inauguró una segunda línia que desde La Cuesta hasta Tincer, une los principales nucleos de población, siendo la parada de la Universidad, un punto central referente entre ambas ciudades.


Nada más salir del intercambiador, que se encuentra muy cerca del Auditorium de Tenerife, obra del escultor Santiago Calatrava, y ya podemos ver los edificios de la moderna Santa Cruz mezclados con los que fueron y forman parte de su historia, como lo es, la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción con torre y a su lado la calle de la Noria.


Pasaremos por el teatro Guimerá y alcanzamos la Plaza de Weyler.


La Plaza de Weyler lleva su nombre por el que fue Capitán General de Canarias, Valeriano Weyler, que también lo había sido de Cuba en sus últimos momentos de independencia. Es la ante-plaza del edificio de la Capitanía General y lo tomaremos como punto de partida hacia el parque García de Sanabria, a través del bulevar 25 de Julio.


Entramos en lo que siempre fue la zona más noble de Santa Cruz y así lo van demostrando las numerosas casas señoriales que nos encontramos.
Atravesamos la plaza “25 de Julio”,
creada en 1913 y su fuente central es idéntica a la fuente de “las ranas” del Parque de María Luisa de Sevilla y doscientos metros más allá, l
a Plaza de García de Sanabria,
que
debe su nombre al
que fuera
alcalde de Santa Cruz en
el año
1926,
y que fué quien
hizo
que
se construy
era. Se encuentra
muy cercana al Ayuntamiento
y
por el deterioro soportado por los años,
se cerró en 2004 para reabrirse en 2006, completamente remodelada.


En 1973,
se celebró en ella
la Exposición Internacional de
E
scultura en la
C
alle,
y concursaron
40
obras
escult
óricas
de las que 13 siguen expuestas
actualmente
en su interior,
pues las otras 27 fueron repartidas por la ciudad
. Fue declarada bien de interés cultural en 2016.


Hoy día es el centro de atención en numerosas actividades callejeras, montando entre sus cientos de metros cuadrados, expositores y actividades lúdicas de todo tipo y tiene principal función en el día de las Cruces, todos los 3 de mayo.


De la plaza nos despedimos por las escaleras del reloj de flores y vemos al frente, la cabecera de la calle del Pilar.


Continuaremos por Mendez Núñez, dejando a nuestra derecha el cuartel de Almeida para alcanzar la obra de Juan de Ávalos, “el ángel de la Paz”, y frente a ella la Comandancia Naval y la Junta del Puerto.


Atravesamos la avenida de Francisco Larroche y llegamos al Real Club Náutico, el cuartel de Paso Alto y un edificio que contiene dos grandes recuerdos para muchos Tinerfeños y visitantes de la isla.


Se trata del Muelle de la Ribera, actualmente museo del puerto, pero en su tiempo muelle de partida y llegada de lo que fue un avance enorme en las intercomunicaciones de las islas, el jet-foil. Junto a muelle, otro de los recuerdos inolvidables de Tenerife, el que fuera el modo intercomunicación entre islas, desde 1912 a 1976, el “Correillo de La Palma”, portador no solo del correo, sino de personas y mercancías entre todas las islas.


Existió otro barco de importancia del que hoy día solo existe su recuerdo. Se trata del barco “Nuestra Señora de la Luz”, llamado por los tinerfeños “la partera”, por que fue el generador eléctrico de la ciudad durante muchos años.


Si dejásemos aquí el relato, se convertiría en algo melancólico y rancio y eso, hoy día, no puede ser el poso que queda de la imagen de la Santa Cruz actual.


Por ejemplo, en lo que es la salida hacia el sur, en lo que fue un vertedero, hoy puede verse “El Palmetum”, uno de los mayores palmerales de Europa, y lo que antaño no era más que un camino de tierra, la avenida 3 de mayo, hoy día nos muestra una evolución de modernidad en todas sus edificaciones, comercios y servicios que dan muestra evidente de un antes y un después de la ciudad.


Ahora dejaremos aquí este paseo, pero en cualquier caso, hay que significar lo que es evidente, que la isla de Tenerife no es solo Santa Cruz de Tenerife y Santiago, lo que me lleva a proponerle, si viene a Canarias, merece la pena, por supuesto visitar Santa Cruz, pero no se arrepentirá si también dedica unos días a recorrer las versiones tan distintas y diferentes de la isla como lo son el norte y el sur, el este y el oeste, con imágenes que dentro de ese estilo hispano-canario, muestras características muy distintas en cuanto a frondosidad y espectacularidad, y por supues no no me olvido, de uno de los recursos más atrayentes de la isla, el Teide, aunque espero desde este paseo, poder haber contribuido o mostrar algunos de los otros muchos sitios icónicos de la isla, pero de eso… hablaremos en próximos capítulos.

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