Llevo años esperando una intervención, anunciada que por la baja importancia que suponía para la salud, quedaba siempre pendiente de una mejor ocasión, por aquello de que, «bueno, cuando te tengamos que intervenir de otra cosa, de paso te quitamos esto». Y así hemos dejado pasar el tiempo, hasta que el crecimiento de esa «tontería» se hizo insostenible y se convirtió en algo de tal tamaño que hacia que todo el paquete vascular de la pierna se viera implicado, con efectos nada deseables para la circulación de retorno. El caso es que se había convertido en una necesidad «per se».
Después de los típicos preparativos, el 25 de Octubre me introducían en quirófano, y lo que encontraron, era grande, muy grande, y aunque al parecer benigno, demostró que había motivos suficientes para extraerlo.
Como esta historia no va de mis enfermedades, sino del entorno en el que se produjeron, a modo de crítica constructiva de lo que es una sanidad pública, cuando se ve desde el punto de visa del paciente, cuando concurre la circunstancia de que este es un profesional de la medicina, no ahondaré más en los aspectos técnicos, simplemente diré que mi estancia en el hospital, fué grata, muy grata. El trato recibido por todos y cada uno de los profesionales de la planta, fué realmente exquisito, aunque la mayoría nunca supo que yo era médico, y es de agradecer, y por ello cuando recibí el alta, no pude por menos que escribir una carta de agradecimiento a todos ellos.
Ciertamente, el ala donde estuve no dejaba ver ni siquiera recuerdos de viejas glorías y más bien parecía estar compuesta por sobras del resto, con unos armarios para la ropa sin cerrojos ni estanterías, ni barra para colgar las tres perchas que tenía en el suelo, El servicio, en todos sus aspectos, viejo, pero limpio y si había algún fallo de pintura en las paredes, se suplía con el cariño y atención con que todo el personal nos atendió.
Con el alta en la mano, y aunque se preveía un poco precipitada por aquello de hacer un favor de compañero, me vinieron a recoger y nos fuimos a casa, con la satisfacción de haber realizado algo que necesitaba si no me quería ver en problemas de mayor consideración, y es aquí donde empieza un periplo de situaciones y sin quereres que iremos desgranando en los siguientes capítulos, en donde más que de mi quiero hablar del sistema al que estamos sometidos.
