Siempre he escuchado que no existen libros para aprender a ser padres, pero creo que tampoco existen los que enseñan a ser hijos y eso crea un conflicto difícil de resolver cuando, como es natural, te encuentras en esos papeles en la vida.
La propia realidad de la vida se enfrenta en esos términos que dejan a la casualidad y la oportunidad el modo ser de cuantos poblamos esta tierra. Que hace que seres procedentes de los mismos padres puedan llegar a ser tan contradictorios, distantes, distintos y hasta tremendamente complicados en sus relaciones, es algo que incita cuando menos a meditar, pero que aunque lo intentamos, rara vez encontramos las respuestas adecuadas.
Esto hace que la escuela y la calle, sean los principales factores contenedores de influencia, cuando deberían ser los principios empíricos heredados del entorno de los padres los que realmente marcarán las diferencias, pero existe tal falta de pragmatismo en estos últimos, hacen que la falta del pragmatismo teórico de los docentes, sean los que configuran gran parte del comportamiento humano, cuando esos mismos docentes adolecen de lo que debiera ser una adecuada formación, ya que nacieron y se forjaron en los mismos conceptos deteriorantes del compromiso personal, provocado por la existencia en sus propias vidas de la misma falta de solidez, a lo que hay que juntar el cierto grado de indiferencia que siempre hace notar la consanguinidad.

Pero, no obstante, los años van pasando de forma inexorable sin dar tregua a la razón y dejando las huellas de compromisos fallidos, situaciones incorrectas, alternancias sin respuesta adecuada, normativas con influencias nocivas por enfrentarse a nuestros principios adquiridos y una falta de tiempo esencial para racionalizar el entorno exigente del momento que no deja ni un solo segundo para analizar nuestros quebrantos y deseos insatisfechos, provocándose en ocasiones una serie de demonios que aturden nuestro espíritu y dejan poco lugar a la esperanza de resurgir o cambiar nuestro futuro.
Lo cierto es que llega un momento, en que por causas pocas veces reconocidas, nos damos cuenta que tras haber tenido la oportunidad, no hemos conseguido, con todos nuestros intentos, resultados cuando menos satisfactorios y descubrimos que el elemento esencial que nos motivó, la sangre, deja de tener valor, o incluso te hace sentir, que nunca lo tuvo. El entorno se apodera de todo lo que llegaste a querer y que fue el motivo principal de tu propio sacrificio, para encontrarte de nuevo, vacío, taciturno y sintiendo a tu alrededor, una soledad, que desde siempre fue el principal objetivo a salvar. Te das cuenta de que has cambiado los cromos de las relaciones con amistades y colegas, por los cromos de lo que incluso llegaste a creer era la familia.
Sientes como se ha ido desgranando, en ocasiones, ni siquiera, poco a poco, todo el castillo que creíste construir, sintiendo ese desgarro interior que te hace dar cuenta de tu propia decadencia, sin incluso tiempo de reacción, ya que han pasado tantos, tantos años, que resulta absurdo crear nuevos planteamientos que puedan ayudarte. Simplemente, te das cuenta de que estás solo.
Es ahora cuando te das cuenta de que todos esos amigos y compañeros de viaje, que fuiste dejando por el camino, por ceder tu tiempo a los que pensabas eran “los tuyos”, crearon y dispersaron sus vidas, como era lógico y tú, que escogiste distinto, que creíste estar en posesión de una verdad distinta y mensajera, claramente superior y mucho más evolucionada a la suya, ahora, te cercioras y das cuenta de estar con la cruda realidad, que te dejó sin incluso ninguna empatía para captar tu entorno.
Uno apuesta en la vida, y eso no está mal, pero lo hace, cuando es joven y eso significa sin experiencia ni conocimiento alguno sobre la realidad a la que se enfrenta. Simplemente establece un mapa alternativo a lo que conoce y decide cambiar las coordenadas de todo lo que resulta inapropiado a su carisma personal, determinando que “el mundo” lo entenderá y creará incluso un seguimiento procesional en el resto de la gente que hará que poco a poco se vayan subyugando con tu criterio. Falso. Eso resulta completamente falso, pero de eso te das cuenta cuando ya tienen demasiados años para tener opciones para cambiar, tú y todo lo que como consecuencia de ello se produjo y no te queda otra opción que la de aceptarlo, pero, como. Si no llegaste a tener respuestas acertadas para elaborar un mapa adecuado, como tenerlas ahora para crear uno que te permita soportar lo poco que queda.
Que triste realidad, pero es la que queda. Para mí, han existido en mi vida, prácticamente dos máximas: “Siempre antes la familia, que tener razón” y “Vive tu propia vida y deja vivir”.
Ni el trabajo ni las amistades han estado antes que la familia. Quizás mi signo zodiacal me impuso ciertos compromisos de protección que hicieron de mi algo que en el fondo dejaba fuera de lugar mis propios objetivos tanto personales como profesionales. La familia y sus necesidades fueron siempre mi principal objetivo. Nada estuvo delante y poco a poco se convirtió en ese vicio permanente que te apodera. Caminé por mil caminos, provoqué y valoré cientos de oportunidades, pero al final, la familia marcó mis decisiones. Creo que he sido de fácil contentar y he sido inmensamente rico, pues no he tenido dinero, pero si muy pocas necesidades personales. Al ver como la familia iba desgranando sus propias necesidades, yo me sentía feliz y era suficiente. Siempre vi como la propia temporalidad de la vida, hacía innecesarios objetivos obsesivos, o así lo sentí, y aunque tuve oportunidades en el mundo de la música, la fotografía, la hípica, y otras varias opciones que pudieron ser profesionales, mi profesión, como alguien dijo en una ocasión, fué siempre la que me dió de comer, y puedo ya decir que aun siendo una profesión perfecta para mí, prácticamente solo la pude disfrutar en los cinco primeros años ya que después, la evolución en ella fué la primera damnificada por mis propias decisiones es las que “la familia” puso el punto final a caminos que realmente me hubieran podido conseguir mis objetivos en la misma.
