Hace ya años, hacia reflexiones sobre la realidad que podía esconderse detrás del trabajo, la vida o cualquier relación sincera entre dos personas. Me resultó difícil poder encontrar un razonamiento que explicase de forma determinante, como encontrar esa relación matemática que seguro Bernuilli hubiera encontrado, pero que nunca he podido encontrar. Trabajar para vivir ó vivir para trabajar. No resulta fácil la respuesta, pero si Epicuro tenía razón, si creo que para ser felices es necesario conocerla.
Cuando yo explicaba mis lecciones en la Universidad, decía que para TRABAJAR, son necesarios cuatro verbos: Saber, Querer, Poder y Tener. La falta de uno solo de ellos, no solo dificulta, sino que deja como imposible la posibilidad de TRABAJAR.
Cuando te planteas la Forma de Vida, puedes hacerlo de varios modos, pero esencialmente existen dos: «TRABAJAR PARA VIVIR» ó «VIVIR PARA TRABAJAR».
Ojo, no deseo criticar aquí ninguna de ellas, puesto que resulta un planteamiento de vida y si es el que nos llega a satisfacer, cualquiera de las dos formas nos lleva a la FELICIDAD. Otra cuestión es o resulta, de las condiciones y consecuencias que el transcurrir de la propia vida va poniendo en nuestro camino y que nos lleva a tener que pagar tributos personales o emocionales que en ocasiones resultan ser muy elevados.
A mi entender, para VIVIR, que sería el segundo sustantivo presente en ambas frases, también requiere, como no de verbos que en mi opinión, son exactamente los mismos que los que mencioné para TRABAJAR, esto es: Saber, Querer, Poder y Tener, pero que no tienen como objetivo de sus acciones las mismas connotaciones que cuando hablamos del trabajo y en mi opinión resulta mucho más complejo.
Si hablamos de «TRABAJAR», saber tiene como objetivo el tener los conocimientos propios del trabajo encomendado, que podremos adquirir a través de formación más o menos larga y tediosa pero que con interés, conseguiremos aprender. Querer, resulta obvio y evidente, cuando uno «no quiere trabajar» resulta hasta impropio pensar que va a hacerlo, siempre dejará para mañana lo que puede hacer hoy. Poder, también resulta evidente. Si tienes cualquier discapacidad que te provoca limitaciones, resulta absurdo hasta intentarlo. Tener, es el más obvio. Se pueden tener todos los anteriores, pero si no tienes trabajo, va a ser complicado completar este cuadrilogio. Obviamente, me refiero a trabajo remunerado ya que trabajos voluntarios o sin remunerar, tenemos quizás, incluso demasiados.
Pero, siguiendo en mi linea del post, que pasa en cuanto a «VIVIR». El primer punto de desencuentro con nosotros mismos ya se desprende del primer verbo. Me he preguntado alguna vez, si me satisface mi forma de VIVIR.
Me he preguntado cientos de veces, que es lo que tengo que saber o conocer, para poder y tener vida, como cumplimentar «al YO» que llevamos dentro, para ser feliz. Porque, así como para el trabajo, las respuestas de cada uno de los verbos, no condiciona la de los demás, cuando hablamos de «VIVIR», las respuestas de cada uno de los verbos, condicionan de forma absoluta y determinante a todos y cada uno del resto e incluso justifican, en demasiadas ocasiones, frustraciones en nuestro interior, que provocan trastornos de ánimo que pueden confundirnos o incluso llevarnos a padecimientos de auténticas enfermedades. Y tan solo es por falta de las respuestas o por llegar a respuestas equivocadas.
Obtener las respuestas a cada uno de esos verbos, es una tarea ciertamente difícil, para no confundir al tiempo y la distancia y que cuando se realizan en compañía o relación con otra persona, requiere de toda la sinceridad de que seamos capaces.
En ocasiones, cuando el calendario va dejando caer sus hojas, buscando las respuestas acompañado, esas respuestas deben de ser idénticas, para que resulten satisfactorias para ambos y no quiebren el equilibrio de la relación. Siendo así, resulta incluso divertido y placentero y se disfruta del lento pasar del tiempo, que con el tiempo se llega a hacer corto.
Pero que pensar, cuando encuentras respuestas que parecen acertadas y te dicen que hace tiempo que no coinciden con las tuyas, pero continúan el camino «por agradecimiento». En mi caso, cuando en una ocasión escuché eso, lamenté profundamente haber provocado ese tiempo sin VIVIR.
Yo, confieso que he trabajado para vivir y doy gracias, por poder seguir buscando, cada día, las respuestas a esos cuatro verbos.
