Nikolai Lenin, Iosif Stalin y Leon Trotski
Este capítulo resulta necesariamente obligado si se desea conocer la influencia que un movimiento revolucionario provocó, con cambios de tal magnitud en el mundo, tanto occidental como oriental, que transformó las ideas, las formas e incluso la sociedad entera, provocando una escisión ideológica y sociológica que puede asegurarse dividió a la humanidad en dos bandos contrapuestos y que el tiempo, por muy diversos motivos, ha ido convirtiendo en poco menos que irreconciliables. Quizás fueran las formas y los modos, justificado por la impaciencia de la necesidad, o las exigencias de una sociedad que en ese momento se dividía de forma «natural» en dos estadios demasiado diferenciados, la clase trabajadora de un lado y la burguesía y la aristocracia del otro. Los primeros repletos de insatisfacción y necesidades, mientras que los segundos gozaban de una opulencia que podría considerarse como «insultante» por una clase social que necesitaba del trabajo para poder simplemente sobrevivir y tenía que contemplar el oprobio con que era tratada, contrapuesto por el desenfreno que practicaba la clase aristocrática en demasiadas ocasiones motivadas por la desmesura que proporciona la opulencia.
En esta situación, era simplemente cuestión de tiempo el que aparecieran en escena, personajes que intentasen al menos, cambiar si era posible esta situación, y en este momento, aparecen en escena tres personajes a los que no puede negarse el mérito de ser los nacientes cultivadores, de una ideología que no inventaron, pero sí construyeron y desarrollaron, pero no sin variantes y transgresiones, de impronta personal, que hizo que el resultado, poco se parecía a lo que se pretendió, pero ya era demasiado tarde.
El primero, (1870 a 1924), de nombre Vladimir Ilych Ulianov (Lenin), a los l9 años se gradúa en Derecho y a los 24 inicia sus actividades revolucionarias, por las que es desterrado a Siberia. En 1900 se exilia en Suiza, donde funda y dirige el Periódico «Iskra» (La Chispa) para alentar a sus co-religionarios rusos, hasta que en 1917 se traslada a su País para participar en la Revolución.
El segundo, (1879 a 1953), de nombre, Iosif Dzhugashvili Geladse (Stalin), tomó también los sobrenombres «Nisharadse», «Melikyanz» y «Koba». Durante cinco años, fue estudiante de Pope de la Iglesia Ortodoxa, de la que fue expulsado por sus ideales subversivos.
El tercero, Lev Davídovich Bronstein más conocido como Lev Trotski (León Trotski) (1879-1940), político y revolucionario de origen judío, aunque inicialmente simpatizó con los mencheviques y tuvo disputas ideológicas y personales con el líder bolchevique, Vladímir Lenin. Fue uno de los organizadores clave de la Revolución de Octubre, que permitió a los bolcheviques tomar el poder en noviembre de 1917 en Rusia. Tuvo a su cargo la creación del Ejército Rojo que consolidaría definitivamente los logros revolucionarios venciendo a catorce ejércitos extranjeros y a los ejércitos blancos contrarrevolucionarios durante la guerra civil rusa. Se enfrentó política e ideológicamente a Iósif Stalin, liderando una oposición de izquierda, que le supuso el exilio y posterior asesinato. Dos años antes de óbito fundó (1938) la Cuarta Internacional.
Pero, de donde surgen los términos, Menchevique y Bolchevique?. Recién fundado el Partido Obrero Ruso, en el año 1898 celebra su Primer Congreso en Minsk, pero fue desbaratado por las autoridades. En 1903 se celebra el Segundo Congreso, en el que surgirían serias polémicas; las tesis de la participación activa de los afiliados o su estricta limitación al pago de las cuotas, defendida ésta por Martov, fue sometida a votación, ganando ésta por 28 votos, contra los 23 obtenidos por Lenin que defendía la primera. Dado por terminado el Congreso y algunos de los asistentes regresado a sus hogares, Lenín suscita la cuestión de las estructuras del Partido y del periódico «Iskra»; la propuesta de este es aprobada por 19 votos contra 17 y 3 abstenciones; ante la protesta de Martov, por la ausencia de 12 Delegados, Lenín para dar un mayor énfasis al resultado, imputó a Marto el titulo de «la minoría» en ruso «Menchevique«, enarbolando para el y sus seguidores, el de «la mayoría» o sea «Bolcheviques«, titulo del que ya siempre alardeó.
Nada más empezar el IV Congreso celebrado en 1906, surge otra nueva discordia, pues mientras los Bolcheviques (Lenin) pretendía que la posesión de las tierras pasasen a ser propiedad del Estado, los Mencheviques (Korda-Stalin), exigían su entrega a los campesinos; la votación dio la razón, por absoluta mayoría, a los Mencheviques.
A principios del año 1912, se constituye en Praga, el Partido Comunista Ruso, sucesor del Partido Obrero, en cuyo comité, se incorpora a Koba, iniciando así su escalada política. Con tal motivo, se traslada a San Petersburgo, para publicar el primer número del periódico «Pradva» (La Verdad), por el que es desterrado a Siberia, pero antes de finalizar el año, ya se le localiza en Viena, donde publica un articulo en el periódico «Socialdemocrata» bajo el seudónimo de «Stalin» que a partir de entonces sustituirá el de «Koba». Todavía es desterrado otra vez a Siberia, hasta la primavera de 1917, en que derrocado el régimen Zarista, vuelve a Petrogrado (San Petersburgo) para hacerse cargo del Comité Central y de la dirección de «Pradva».
El año 1917 fue de intensa actividad para los revolucionarios, Lenin regresa de su destierro y nada más llegar a Petrogrado, lanza un exaltado discurso, del que Sujanov comentó. «Era como si el diablo de la destrucción subiera de su abismo». Renueva el Comite Central, con inclusión de Stalin y al poco es engrosado por Lev Davidovich «Leon Trotski» que en aquel momento se encontraba en EE.UU. La revolución sufre algunos reveses y Lenin huye de nuevo para refugiarse en Finlandia. Surge un nuevo litigio, pues mientras unos opinaban que la revolución debía iniciarse al unísono con los trabajadores de toda Europa, Stalin y Trotski, defendían iniciarla por separado y de inmediato; Lenin desde Finlandia fijó la fecha definitiva para el día 7 de Noviembre, fecha en que, efectivamente, se tomó el poder, se implantó la dictadura, y se estableció el primer Gobierno Soviético, con Lenin a la cabeza, Stalin, como Comisario de las Nacionalidades y Trotski, como Comisario de Asuntos Exteriores.
A finales de ese mismo año, Stalin, en razón a su nuevo cargo, asiste al Congreso del Partido Socialista de Finlandia, a quienes les aseguró, que los finlandeses tenían absoluta libertad para organizar su propia vida, lo que no obvió, para que años más tarde, movilizara su Ejército, para someterlos.
La guerra con Alemania, era el asunto que más problemas le estaba creando a Lenin, nada mas tomar el Poder, por lo que envió a Trostki, para negociar la paz; fracasado en su intento, envió una nueva embajada (sin Trotski) que firmó la paz el 3 de Marzo de 1918. Trostki fue depuesto de su cargo y nombrado Comisario de Guerra.
En el año 1918, se inicio una autentica «caza de brujas» o como se dio en llamar las «purgas», pues, instalados ya en el Poder, se violentaron los antagonismos entre los que estaban y los que no estaban, más o menos, entre Bolcheviques y Mencheviques. A mediados de año, coincidieron tres hechos cruciales, que desataron la turbulencia de la animosidad más despiadada; el asesinato del diplomático alemán Mirbach-Hart, el atentado contra Lenin, al que una mujer le disparó tres tiros, y otro atentado sufrido por un lider bolchevique en Petrogrado, dieron el «pistoletazo» de salida, a las represalias más virulentas conocidas; fue muy conocido el telegrama que Stalin envió a Sverlov, «A este alevoso atentado, responderemos organizando en gran escala el terrorismo declarado y sistemático, contra la burguesía y sus agentes«. Se suprimieron los periódicos dirigidos por Plejanov y Gorki, y a finales de año, se dio por Lenin, carácter oficial a las «CHEKAS» (Comisión Extraordinaria Pan-Rusa para la Supresión de la Contrarrevolución y el Sabotaje) en las que se aplicaron las practicas más despiadadas, no solo a los enemigos, sino que, en más de una ocasión, hasta a los amigos más pusilánimes.
Terminadas las hostilidades en los campos de batalla, pero no las que había entre Trostki y Stalin, Lenin se enfrentó con la toma de decisiones, para poner en práctica los ideales de Marx y sus teorías desarrolladas durante su exilio. Para empezar, contradiciendo la postura que él defendió en el IV Congreso del Partido, respecto de la agricultura, repartió cien mil hectáreas de campos, entre veinticinco millones de familias, con la esperanza de poder alimentar al resto de la población, pero falló en sus cálculos, pues con cuatro hectáreas, a duras penas se podía alimentar una familia, y mucho menos, que además entregara alimentos para atender a las necesidades de las ciudades. No tuvo más remedio que ordenar la requisa de alimentos, a la que se opusieron los campesinos de todo el país, con tanta virulencia, que llegaran a poner en peligro al propio régimen.
Tampoco acertó al pretender solucionar los problemas de las ciudades, al imponer la Economía de Estado, por la que pasaba a ser propiedad de éste, todos los medios de producción, Bancos, Ferrocarriles, Marina, etc., etc. y la colectivización de las Empresas, poniendo al frente a los propios trabajadores, pero al no estar éstos preparados para asumir la dirección de las mismas, fue de fracaso en fracaso, por lo que tuvo que rectificar su decisión e implantar la Economía de Guerra, pero ya la situación era tan caótica, por la imprecisión de los suministros, los bajos salarios, y la limitación de los campesinos de sembrar únicamente para su consumo, que de nuevo tuvo que volver a tomar drásticas medidas en 1921, para poner en práctica el que fue el célebre Plan N.E.P. (Nueva Política Económica).
Mientras sucedían estos hechos, Stalin, siempre avizor a los acontecimientos, logró que, en abril de 1922, se le nombrase Secretario General del Comité Central, desde cuyo cargo consiguió la colaboración de Sinoviev y Kamenev, para desbaratar las aspiraciones de su eterno rival, Trostki.
A la muerte de Lenin ocurrida el 21 de Enero de 1924, Stalin ya se había encumbrado en los puestos decisivos del Partido, por lo que, ni las argucias de Trostki para alcanzar el poder, ni las recomendaciones de Lenin, antes de morir, para coartar la llegada al poder de Stalin, conocedor de las artimañas de este, lograron impedir su ascensión a la más alta magistratura del País, para la que contó con la colaboración de Voroskilov, Molotov y Kalinin.
Cinco años no habían bastado, para que los distintos planes económicos ensayados por Lenin, diesen, ni con mucho, los resultados apetecidos, por lo que Stalin tuvo que buscar nuevas soluciones. Considerando ineficaz el sistema agrario aplicado por Lenín en su Nueva Política Económica, que permitía a los campesinos o «Granjas Kulak», la explotación de sus predios, sistema que el propio Stalin había defendido con vehemencia en el IV Congreso del Partido, lo suprimió de un plumazo, e instituyó las colectividades agrícolas, a las que también se opusieron violentamente los campesinos, reacción que provocó la muerte de muchos millones de cabezas de ganado, pero tenaz e intransigente, se aferró a su decisión, obviando la consecuencia más grave todavía, como fue muerte de unos ocho millones de ciudadanos, provocada por la falta de alimentos.
En Enero de 1929, presentó su Primer Plan Quinquenal, en el que no fue menos intransigente con la industria, a cuyos trabajadores exigió con inclemencia, los mayores esfuerzos y sudores, si bien admitió, que el que más trabajara, tenía que ganar más, obviando el principio de igualdad comunista, según algunos cronistas, pero atendiendo seguramente, la máxima socialista de Marx, «… a cada uno según su trabajo». Lo cierto es que la generación coetánea, tuvo que empeñar sus inhumanos esfuerzos para industrializar una nación eminentemente agrícola. Nunca las «purgas» fueron tan enconadas como en este período, nadie podía estar seguro de no haberle llegado su turno; abolió toda clase de Agrupaciones, procesó a personas con los más altos cargos en la política o en el Ejército, aplicando las más severas penas a los que a él le parecía que podían perjudicarlo.
En el plano internacional, convencido de que su amistad, con un país cuyo régimen era similar al suyo debería de aportarle pingües beneficios, firma un Tratado Secreto con Hitler en 1938, ampliado el año siguiente, en el que se reconoce los derechos de Rusia, sobre Estonia, Letonia y Lituania. A tenor de este Tratado y una vez estallada la segunda guerra mundial, de la que era sabedor Stalin, consigue se le adjudique una parte de Polonia, los Países Balticos y Besarabia. La gran sorpresa para Stalin, fue el ataque que Hitler desencadenó sobre Rusia en junio de 1941, (entre tiranos iba el juego) por lo que, considerando la impotencia bélica de Rusia ante tan audaz ataque, tuvo que pactar con las potencias aliadas, de las que recibió cantidades ingentes de material de guerra.
Ya iniciada la guerra, y puesto que su enemistad con Trotsky ordena su muerte de la que se encargan Caridad Mercader y Ramón Mercader, madre e hijo, españoles, que con subterfugios varios, consiguen acercarse a Trotsky en México, y una tarde, Ramón, comete el asesinato, mediante un golpe certero en el cráneo, con un piolé.
Es en este tiempo, cuando Stalin se hizo proclamar Mariscal y en 1945, «Generalísimo de los Ejércitos» pero hábil estratega político, dudó del descontento del Pueblo, por lo que, impregnando a la contienda con un hálito de patriotismo, disolvió Komintern, sustituyó la «Internacional» por un Himno Nacional, se concilió con la Iglesia y palió un tanto las «purgas».
Cara vendió su colaboración a los aliados, pues gracias a la ayuda de estos, pudo librarse de las ansias de Hitler, así como la adjudicación de las más variopintas concesiones, tales como, situar la frontera con Polonia en la línea de Cuzón; que se le reconociera el derecho a establecer en los países vecinos, gobiernos inspirados en los ideales soviéticos; el dominio de Bulgaria y Rumanía, etc. etc. en cuyos países, aplicó el mismo sistema de persecución y «purgas», como había hecho en el suyo.
Después de 29 años de encarnizada dictadura, execrada más tarde por sus sucesores, un ataque de apoplejía le llevo a la tumba el día 5 de Marzo de 1953, siendo enterrado en el Mausoleo de la Plaza Roja, junto a Nikolai Lenin.
