Desde hace tiempo a nivel nacional, todos los problemas que tenemos los españoles se reducen a hablar del problema de Cataluña y a nivel europeo, parece que el único problema que tiene Europa es el brexit. Ahora, cuando se ejecute el brexit, la Unión Europea tendrá como idioma oficial, uno que no se habla en ninguno de sus estados componentes.
Si, mientras el resto del mundo sigue en batallas político económicas por el mercado mundial, el despertar de un continente como el asiático, las inacabables guerras del Golfo, los desmanes de otro continente que cuando ha despertado ha descubierto que lo que dejaron los extranjeros no sirve ni para alimentar a la fauna salvaje y tiene que emigrar, prácticamente, a donde sea, no importa el destino, cualquier país les es igual mientras no se encuentre en áfrica, los europeos, fieles a su más tradición ancestral por su sentimiento del ombligo del mundo, siguen en sus cosas, que obviamente pasan por seguir haciéndoles caso a los ingleses.
En la historia europea, los ingleses siempre han dado muestra de su gran talante diplomático, que consiste en hacer ver a los demás que pese a lo que opinen, la forma correcta de actuar es como lo hacen ellos. En realidad, al igual que en cualquier juego o deporte, no les interesa ni les inquieta saber hacerlo mejor que nadie, pero si que tienen que ser los encargados de hacer el reglamento, por supuesto, para posteriormente, darle la forma personal que ellos entienden debe ser la más adecuada a sus propios intereses, que habitualmente, suelen ser muchos.
Desde finales de la primera y posteriormente de la segunda guerra , denominadas mundiales, del siglo pasado, al frente industrial franco-alemán con su tratado del hierro y el acero, Inglaterra constituyó lo que se denominó la unión económica europea y de hecho, el sistema bancario de aquellos tiempos, reflejó de buena manera este estatus diferencial entre los que apostaban por unos o los otros, y se denominaban bancos industriales y bancos comerciales, aunque hay que tener en cuenta que Inglaterra jugaba con ventaja, como siempre, pues contaba con toda la influencia que en el mundo económico tenía su red internacional del comercio a través de la British Commonwealth of Nations.
Por poner otro ejemplo, a nivel deportivo, es la progenitora de los sistemas federativos, con todos sus reglamentos, pero mientras que para el resto de los estados del mundo, la representación debe ser por el conjunto de sus divisiones internas, en su caso, se permite la presencia internacional de representaciones por Inglaterra, Irlanda, Escocia, Gáles, etc…; si bien cuando se trata de sus primos hermanos, la representación es por el conjunto de sus estados, pese a que a Alemania no se le permite tener representación por sus landers, o a Bélgica por sus cantones.
Estos criterios nos llevan a estudiar hasta a la propia Unión Europea, que pese a tener un complejo de estatus estructural, similar en cuanto a federalismo a los propios Estados Unidos, no compite como una única bandera, porque a los ingleses, no les interesa esa condición, o por mejor decir, prácticamente a ninguno de los países de la Unión Europea, le interesa esa condición, lo que no deja de ser la propia expresión de la baja sensación de Unión de Europeos que eso conlleva. En definitiva, mientras que los USA, tienen a buen aprecio, pertenecer a un conjunto de ideas socio-político-económicas, a los europeos les sigue interesando la exaltación de sus razas, que la propia identidad como un Europa y eso se nota.
Pero he aquí, que Inglaterra siempre ha tenido una confrontación frontal con Alemania, por la hegemonía de sus ideas y compromisos, y así, de hecho, yo creo que las guerras tuvieron como frente al franco-alemán, porque a Francia, geográficamente, queda en medio de los dos enemigos sempiternos, Inglaterra y Alemania y claro si Alemania quería darle la del pulpo a Inglaterra, tenía que ser con el beneplácito francés o desde una ocupación programada, atravesar el estrecho y listo.
Y esto nos lleva a una serie de incongruencias derivadas de esos comportamientos, que aunque parezcan banales, resultan cuando menos curiosas. Por ejemplo, cuando la Unión Europea, debió de decidir en cuanto a la equivalencia de las distintas monedas respecto a su valor en la nueva moneda, el euro, la disputa volvió a resurgir, y como el momento era propicio para Alemania, al menos económicamente, se decidió que la paridad se establecería en cuanto al marco alemán, cosa que no gustó a los ingleses y decidieron seguir con su moneda, y después, como siempre, vienen la explicaciones jactanciosas que razonan lo irracional y justifican lo injustificable.
Y de nuevo nos encontramos en la senda de lo irracional. Los que fueron protagonistas del juego Europeo, fueron los creadores del reglamento, como no, pero ahora, como esas reglas que impusieron a todo el mundo, no les acaban de gustar, o las cambian y las acomodan a sus propias exigencias, o se van. Y no acaba con ello lo ingrato del propósito, pues para completar el proceso, se va a producir, si al final se llega a realizar el brexit, una de las más incómodas situaciones, me explicaré. Cuando el resto de las culturas mundiales de la edad moderna se han basado en lenguas como el inglés, el español, el francés o el alemán, idiomas todos ellos oficiales en la Unión Europea, salvo el español, como no podía ser menos, aunque eso será harina de otro costal del que hablaré, resulta que ahora, la Unión Europea va a tener como idioma oficial, el único que no se habla oficialmente en ninguno de sus estados componentes. No está mal.
