Esclavismo, hasta cuando…

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Declaración Universal de Derechos Humanos, París 1948

En las sociedades primitivas, resulta evidente que todos los Pueblos ensayaron toda clase de sistemas de convivencia, para tratar de encontrar aquélla que más pudiese convenir a su idiosincrasia, pero como denominador común de todas ellas, habrá de aceptarse, que fueron lo que podría llamarse «grupos de influencia», los que marcaron las tendencias e ideologías, pero prácticamente la totalidad, prescindieron de la opinión directa del Pueblo, obteniendo por proclamas y discursos, las garantías subjetivas de consentimiento, para elaborar en todos los casos, los procesos sociales de tendencias, que como consecuencia directa, fueron respetuosos con los intereses de esos «grupos de influencia» mientras que los resultados de cada experimento, siempre tuvieron los efectos desastrosos, a tenor de la evidencia de la historia, sistemáticamente en la prole.

Así los cretenses y los espartanos, ya tuvieron sus problemas de convivencia, pero tanto ellos, como posteriores generaciones, en lugar de analizar los errores cometidos, se empecinaron en volver a ensayarlos, convencidos de que ellos no habrían de cometer los errores de sus antecesores, sin considerar que no fueron sus antecesores los que cometieron error, el error partía del propio sistema.

Resultado de imagen para esclavitud modernaSi pudiera establecerse un paralelismo entre las distintas opciones del comportamiento social, deberíamos entender que, una vez creada la moneda como solución más equitativa al trueque, la sociedad descubre que en realidad se convierte en el mayor enemigo de la relación social y pasó a considerarla la causa de todos los males. Es entonces cuando se ensayan distintos sistemas, encaminados, todos ellos, a la propia abolición de la moneda, sin tener en cuenta que el individuo, no es un productor integral, pues no produce todo lo que consume, y por consiguiente necesita del trueque, da lo mismo el contravalor que entregue en el cambio. La moneda es simplemente un instrumento, que sirve para poder «fraccionar» y por tanto, poder «dar cambio», a cualquier transacción que de otro modo no podría justipreciarse en su real valor equivalente, pero nunca sustituirá o podrá enunciarse como fórmula u objeto justipreciante.

Resultado de imagen para esclavitud modernaDicho de otro modo, si para comprar un par de zapatos, se entrega un camión, resulta evidente que no pueden representar de forma objetiva el mismo contravalor, y eso hará que poder disponer de un valor de moneda, facilite el fraccionamiento del bien contrapuesto, para equilibrarlo,  por lo que el mal habrá de entenderse, no se produce por la entrega del camión, el mal se ha producido, por el abuso en la valoración de los zapatos; así pues, si en lugar de un camión, se entrega moneda de curso legal, no es la moneda la causa de los males, el mal está en el precio irracional de los zapatos, pero en cualquier caso, ante cualquier transacción comercial, existirá un factor de muy difícil conceptuación objetiva por las dos partes intervinientes en la transacción, o por mejor abundamiento, ambas partes entenderán que en su valoración, está la razón objetiva de la valoración, pero siempre estará influenciada por en anhelo o la necesidad que cada uno de ellos ponga en la propia transacción. Si la persona que necesita zapatos, dispone de un camión inservible para él, puede que hasta acepte la transacción y entienda que resulta equiparable el valor apreciado.

Resultado de imagen para esclavitud modernaHay industrias que perjudican el sistema ecológico de la naturaleza, pero el remedio no se consigue suprimiendo la industria, que sería tanto como renunciar al progreso, lo que hay que suprimir son las causas que dañan a la naturaleza y en la medida que la sociedad consiga eliminar estos abusos, habrá solucionado, en buena parte, la causa de los males que le afligen. El problema no siempre está en la propia industria, sino en el «mirar para otro lado» de los consumidores, que entendiendo que el hecho se está produciendo, no hacen nada, pues tienen claro y evidente que la puesta en marcha de soluciones, resta beneficios a las empresas, que no pueden resolver más que a través de la subida de precios de sus productos, y esto va a afectar a los consumidores, que no están dispuestos a aceptar est, ni a prescindir de los productos o servicios proporcionados.

Pero, siguiendo con el hilo de la supresión de la moneda, habrá de decirse que también se han ensayado, o propuesto, otros sistemas en los que el hombre pierde su personalidad, para convertirse en mero instrumento que conforma «la masa», a la que, a cambio de su esfuerzo, se le suministra la ropa que ha de vestir y la comida que ha de consumir, por lo que el Estado se convierte en el «cabo furriel» de la sociedad, pero para ello, es necesario que la libertad del individuo, el libre albedrío de la persona, pase a su vez, al dominio del Estado, que de esta forma se convierte en amo y señor de «la masa».

Imagen relacionadaEste instinto de dominio del hombre por el hombre, tal como hemos visto, se inicia ya en los albores de la Historia, dando lugar al repugnante azote esclavista, de los vencedores de la guerra, que sometían a los prisioneros al estado de esclavos, para los que no había más leyes ni voluntades, que las de su propio dueño, que les daba la consideración de animales domésticos: Así, tanto en Creta como en Atenas y Esparta, cuantas leyes se dictaban se referían a los hombres libres, que de alguna forma constituían el Estado, pues tanto el noble Tribunal de los Eforos, como el Tribunal de los Dicastas, regulaban los derechos de los hombres libres, que eran una pequeña minoría, dado que, en la época de su florecimiento, Atenas más el Pireo, contaban con unos 21000 hombres libres, pero en total sobrepasaban los 200.000.

En este punto, si bien hay que aceptar que la Iglesia Católica ha tenido múltiples activos que acreditan y sostienen grandes logros en la propia evolución de la sociedad moderna, también habrá que decirse que la asimilación del concepto de «animal doméstico» que mantiene respecto el esclavo, por directa sugerencia de San Pablo, ensombrece muchas de esas actuaciones, pues reconocer en el hombre, título bastante para que se le reconozcan «derechos innatos» y consideran que la esclavitud, es en realidad una situación o «mal divino», consentido, y ahí encontramos paradoja, «como fórmula por exigencia de la dignidad social», que es desde entonces, la misma dignidad humana.

Resultado de imagen para esclavitud modernaEn realidad, este punto, reconocía una igualdad  de todos los hombre, y habría que hacer hincapié en el término «hombres», dado que en este punto de la historia, la mujer, todavía no tenía ni alma, ante la Justicia Divina, mientras que la Justicia Humana, podía aceptar esta discriminación. Así las cosas, tenemos que esperar hasta, nada menos, 1948 para que en París se firma La Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217 A (III), de 10 de diciembre, en donde se identifican los derechos de todos los seres humanos, contemplando de forma explícita la igualdad de derechos ante la Justicia Humana.

Pero el poderoso, ciego en sus conveniencias, omitiendo estos conceptos de una forma más o menos disimulada, nunca cesó en su desmedida codicia de dominio y así, paralelo al esclavismo clásico, en la primitiva República romana existió la plebe, que en su primera etapa estaba a un paso de ser al esclavo clásico; en la Europa feudal, apareció el siervo y en las Monarquías absolutistas, el vasallo, que no eran mas que una forma disimulada de la esclavitud. En los inicios de la Edad Moderna, aparece otro sistema de esclavitud, con la captura y comercio de los negros africanos, de forma muy especial en los estados sureños de los U.S.A., donde la economía de sus inmensos terrenos algodoneros, se basaba en la potenciación de la esclavitud. De esta forma, la esclavitud clásica, perduró casi sin interrupción, desde los más remotos tiempos, hasta casi nuestros días, pues el último país en abolirla fue Brasil en 1888, al menos, en forma legal, pero no tanto en la práctica.

Resultado de imagen para esclavitudAhora bien, si por esclavo ha de entenderse como la persona que está bajo el dominio de otra y carece de libertad, si la persona dominante es sustituida por el Estado, habrá que reconocer, que las modernas dictaduras, no son otra cosa que una forma de esclavitud, también más o menos disimulada, en las que, en muchos casos, los afectados mejor hubiesen preferido ser tratados como animales domésticos; sin embargo estos nuevos esclavistas, perviven incluso hoy día, en pleno Siglo XXI, ante la pasividad de las Instituciones Internacionales, con la excusa del rechazo a la injerencia ajena, que es exactamente lo que hicieron los sureños de USA., cuando se sublevaron, reclamando su libertad para dominar a su antojo a sus esclavos, y que es lo mismo que reclaman los dictadores modernos, su libertad para someter a su antojo, a los infortunados ciudadanos de su País.

Otra expresión de esclavismo, con más sutileza que las anteriores, pero no por ello menos repugnante, fue la manipulación de la mujer en el matrimonio. Es cierto que en la Biblia, la mujer está supeditada al marido, pero no lo es menos que la «inteligencia» del hombre ha sabido dar a este precepto, las interpretaciones que más le han acomodado, pues tan cierto como lo primero es que la Biblia también exige al hombre, como contra prestación a ese precepto, la máxima atención y cuidado para la mujer. Cierto que el hombre físicamente es más fuerte que la mujer, pero por simple lógica de esas exigencias de la Biblia, en todo caso, de utilizarla debería de servir para defender el matrimonio o la pareja, frente a cualquier agresión o infortunio, y no para dominar o lastimar lo que debería ser su mayor bien.

Resultado de imagen para esclavitud modernaNi siquiera en la «ley de la selva», los machos, dominan a las hembras. Se pelean entre ellos por conseguir sus aceptaciones de apareamiento, pero una vez hecho eso, se encargan de su seguridad, en todo momento. son las hembras las que mantienen su «devoción» al macho, probablemente, por la seguridad y tranquilidad que supone estar bajo su custodia. En la selva, donde se practica el «matrimonio» de la forma más connatural, el macho copula con la hembra, pero es de admirar, como la cuida, la mima, la protege, la respeta y comparte con ella el cuidado de su prole.

Es el hombre, el que pese a su condición de animal racional, utiliza esa racionalidad, para provocar situaciones absolutamente irracionales y perversas y así veinticinco siglos atrás, Platón, pretende ir más lejos y , a pesar de sus doctrinas idealistas y espiritualistas, pretende evitar el derecho de herencia, y no se le ocurre otra genialidad que la de sustituir el matrimonio, por uniones anuales celebradas por sorteo, el cual podía ser manipulado en beneficio del Estado para mejorar la raza y como no lo iba a ser también en beneficio del Magistrado encargado del sorteo y de sus amiguetes, !no se iban a quedar ellos con la más fea¡.

Otra práctica esclavista a través de la Historia, han sido los matrimonios concertados, en los que siempre es la mujer la obligada a entregarse, bajo la condición de conveniencia de Estado, de familia o de fortuna, si bien lo que se pretendía, era la conveniencia de los concertantes en desprecio de los actores, puesto que estas prácticas, iban acompañadas habitualmente de la capacidad de repudio o divorcio, que nunca podía ejercer la mujer, siendo derecho exclusivo del marido.

Todavía surge otro tipo de esclavismo en el Siglo XVI, en las Comunidades Anabaptistas, donde, en la de Müntzer, los propios comuneros establecen la más promiscua comunidad de las mujeres; en la de Scherding, el matrimonio se supedita a un sistema de listas por edades y, en la de Leyden, que establece la poligamia más disparatada a punta de espada o arcabuz.

Imagen relacionadaNo quedan ahí todos los sistemas esclavistas, queda otro muy peculiar por sus consecuencias ajenas, como puede ser el fanatismo, especialmente en el campo político; una mente obsesa puede arrastrar a miles de mentes y llevarlas al paroxismo, con resultados imprevisibles. Nadie podrá explicarse nunca, como Hitler, pudo influenciar en millones de personas que le secundaron, llevándolas a una psicosis colectiva de fanática barbarie de aniquilamiento y torturas, cuyas consecuencias, como siempre, tuvieron que soportar los ciudadanos sometidos. Esto refleja hasta dónde puede llegar la embriaguez de las ansias de dominio para componer la vida ajena, ello sin descender en el detalle de las particularidades, que nos llevaría a un mundo de verdadera locura, bastaría echar una ojeada a la Historia de nuestro siglo, para sentir vergüenza ajena por los hechos ocurridos en, Polonia, Alemania, Hungría, Rusia, Dinamarca, Checoslovaquia, Austria, Chile, Cuba, Paraguay, Argentina, Sudáfrica, Angola, Etiopía, Laos, Camboya, Corea, Libia, Vietnam, Indonesia, etc. etc. etc.

Esto nos lleva a considerar que el hombre y la mujer, cuando nacen, nacen libres, cada uno con su «Id», que corresponde a su instinto animal; su «Ego» que define la parte consciente de su personalidad, y su «Super Ego», que por las limitaciones sociales de su entorno, modela su carácter. En la medida de que el «Super Ego» deje de reprimir al «Id», se manifestará con mayor intensidad el instinto animal, que no es otro, que el instinto salvaje, en el que se exterioriza, el ansia de dominio de sus congéneres, acercándolo cada vez más, al animal irracional.

Cuando el poder se toma con la brutalidad de las armas, con la barbarie de las armas se mantiene, puesto que las armas solo son el medio, la causa es la arraigada irracionalidad. Por eso, aquéllos que de una forma más o menos activa, secundan estos hechos salvajes, convencidos de que quedaran exentos de la barbarie, están en un completo error, la Historia ha demostrado que el fanatismo, como irracional que es, no hace distinciones, ni siquiera respeta la inocencia de los niños, de ahí que toda persona con un mínimo de ecuanimidad, no tiene otra alternativa que execrar tales acciones.

Resultado de imagen para esclavitud modernaTampoco hay que olvidar, aquellos hechos que se refieren a la manipulación política, en asuntos que afectan al destino universal de los Pueblos, que no por menos espectaculares, pueden producir menores injusticias; por citar algunos casos, baste poner como ejemplo, la venta de Rusia a los EE.UU., en 1867 de toda la región de Alaska, por el precio de 7.200.000 de dólares, como si de un corral de borregos se tratara, puesto que el Pueblo no tuvo en esta transición, ni arte ni parte; la incorporación a Rusia del Este de Polonia, consentida por EE.UU. y Gran Bretaña, en la Conferencia de Yalta, despreciando olímpicamente el sentir del Pueblo; la entrega a Rusia de la Región de Königsberg, perteneciente a Polonia; la cesión a Rusia de la administración de los territorios alemanes, al Este de los ríos Oder y Niesse, acordada en la Conferencia de Potsdam por los EE.UU. y Gran Bretaña; la incorporación a Rusia, mediante el Pacto Secreto entre Hitler y Stalin, de los Estados libres de Estonia, Letonia y Lituania, etc.etc. Nunca esclavos con vidas y bagajes, fueron vendidos a menor precio; que ésta acción se haga entre dictadores es vergonzosa y execrable, pero de alguna manera, forma parte de su oficio, pero que en el trato, tomen parte políticos que se declaran defensores de la libertad, tal acción, ni puede justificarse, ni tiene sentido alguno.

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